De MINUSVÁLIDO a PERSONA CON DISCAPACIDAD
De MINUSVÁLIDO a PERSONA CON DISCAPACIDAD, o, tal vez, deberíamos decir de “tullido” a “persona en situación de discapacidad”.
Una imagen en blanco y negro de una persona sin piernas que se desplaza sobre un cajón de madera con ruedas ayudandose de unos tacos de madera que utiliza para impulsarse.
Fotograma de la pelicula "Los Olvidados" de Luis Buñuel 1950
Realmente, hay unos paradigmas que anteceden a la realidad social actual pero que forman parte de nuestra cultura y aún están presentes, en el fondo (y no tan en el fondo) de nuestro carácter.
No cabe duda que “la accesibilidad” ha dado un gran impulso en el siglo XX de nuestra era, aunque se ha centrado en la circulación peatonal y en espacios de pública concurrencia como si el colectivo de personas con discapacidad solo fuera capaz de desplazarse y, solo en algunos casos, formar parte del público. Olvidándose – casi siempre – de donde viene y a donde va.
No hace tanto, en los primeros años del siglo XX a los “tullidos”, “ciegos”, o al “tonto del pueblo” se les arrinconaba en el camaranchón de las viviendas de los pueblos y hemos esperado a llegar casi a finales de ese mismo siglo para se les permitiera incorporarse (solo) como “espectadores” de una realidad que les rodea.
Teatros, museos, cines, incluso algunas salas de espectáculos o restaurantes se han adaptado para que estos “espectadores” puedan “participar” en sus actividades.
Fue un gran paso adelante porque la sociedad había encontrado un hueco a este tipo de personas y se les “incluía” buscando espacios adecuados para ellos, aunque solo se les deja un espacio para que lo hagan pasivamente. Solo desde la barrera.
Imagen de un camionero que accede a la cabina en silla de ruedas con un artilugio mecánico anclado a la estructura de la cabina
Fuente Youtube
El reto de estos primeros años del siglo XXI es el de la INTEGRACIÓN en la sociedad.
Las personas con discapacidad, con diversidad funcional, con capacidades diferentes o como sea el próximo neo-logismo que aparezca pueden y va a ser protagonistas en los escenarios sociales y así vamos a verlo en oficinas, puestos de trabajo, medios de transporte, platós de televisión, series y películas y un largo etcétera.
Si somos capaces de crear espacios con un diseño universal que permita que todo tipo de personas puedan desenvolverse en ellos y podemos diseñar equipos que también puedan adaptarse a las personas ¿por qué no vamos a ver un taxista que se desplace en silla de ruedas al bajar del vehículo o un presentador de las noticias en silla de ruedas, ciego o sordo?
De esta manera, integraremos en la sociedad a las personas con movilidad reducida entre los que no solo están los que se desplazan en silla de ruedas, sino que podemos incluir a adultos, mayores, niños, embarazadas, obesos, convalecientes de alguna operación, accidentados, … a las personas con pérdida definitiva o temporal de la vista o dificultad al ver con alguno de los ojos, o no distinguen los colores, las que tienen pérdida o limitación del oído para poder escuchar, o limitación del habla, del aprendizaje para nuevas habilidades o con limitaciones para establecer relaciones sociales y/o afectivas.
Nó, no es “moco de pavo”, estamos hablando del 30% de la población en Europa, Canadá, Estados Unidos o HispanoAmérica por hablar solo de aquellas partes del globo de las que disponemos de datos.
La evolución del tratamiento de la discapacidad en la historia.
Aunque hay mucho más “detalle” en la clasificación de los modelos sociales del tratamiento de la discapacidad, y – en realidad – todos ellos subsisten simultáneamente de una u otra manera, voy a resumirlo en tres como si hubieran sido el “modelo imperante” en cada época y el proceso final hubiera sido una “evolución de uno a otro”.
Al principio – “PRESCINDENCIA” – imperante en las sociedades griega, romana, incluso anteriores y prácticamente hasta la época moderna.
Esta teoría explica la discapacidad desde una visión de lo mágico o religioso y excluye a las personas discapacitadas vía marginación o a través de políticas de “selección”. Todavía hoy hay culturas en las que una discapacidad se considera un “castigo de un dios” a los padres de la criatura por algún inconfesable “pecado”.
Una porción de una pintura de 1559 denominada “grupo de tullidos” en la que aparecen varias personas con los miembros inferiores deformados o cortados y ayudándose para caminar o arrastrarse de rudimentarios elementos de madera
Del cuadro Grupo de tullidos (Pieter Bruegel el Viejo, La batalla entre Carnaval y Cuaresma, 1559)
El modelo “REHABILITADOR” – siglo XIX y XX. Utiliza explicaciones científicas para explicar el origen de la discapacidad y propone la “normalización” de las personas a través de un proceso de “curación” o rehabilitación. Las personas con algún tipo de discapacidad son personas “enfermas” que pueden y deben curarse y acercarse así a “lo normal” que es el estereotipo de persona sin discapacidad. En el año 1981, la propia Organización mundial de la Salud, definía la discapacidad como “toda restricción o pérdida de la capacidad (causada por un defecto) para llevar a cabo una actividad del modo o en la medida que se consideran normales en un ser humano.”
Una fotografía en blanco y negro aparecen varias personas pertenecientes a un circo
Fotograma de la película Freaks (La parada de los monstruos en España y “Fenómenos” en Hispanoamérica) 1932 dirigida por Tod Browning.
El modelo “SOCIAL” – Actual. Entiende la discapacidad como un fenómeno asociado al entorno y no a las personas.
En este modelo, es la sociedad la que falla en prestar los servicios adecuados y asegurar que las personas puedan disfrutar de sus derechos. Propone la inclusión de las personas a partir de la eliminación de las barreras.
Fue impulsado por la ONU en su declaración de los derechos de las personas con discapacidad y ha sido adoptado por una inmensa mayoría de países.
Es en este documento en el que se “acuña” el término de personas con discapacidad para referirse a este grupo de población y que es el término internacionalmente admitido. (a mi, personalmente, me gusta más “personas EN SITUACIÓN de discapacidad” que incluye a las personas que se encuentran en una situación temporal y pone más énfasis aún en la “situación”, el entorno)
A partir de este modelo admitimos que la discapacidad NO ES UN ATRIBUTO o característica de las personas, no es una cuestión de salud sino de “derechos humanos” lo que lleva a adoptar una visión positiva de la cuestión alejada del “asistencialismo”.
Ya en el año 2001, la misma Organización Mundial de la Salud, que he citado antes definía la discapacidad de forma muy diferente a como lo había hecho antes, como “el resultado de la interacción entre una persona con una disminución y las barreras medioambientales y de actitud que esa persona puede enfrentar”
Observa que está hablando del ENTORNO y de la ACTITUD de las personas que rodean al individuo como responsables de la situación de discapacidad.
El lenguaje
El lenguaje que utilizamos para comunicarnos no lo es todo, pero recrea la realidad que nos rodea y modela nuestro cerebro para interpretarla influyendo enormemente sobre nuestra actitud y – seguramente – sobre nuestra aptitud.
En este nuevo modelo social para integrar a las personas en la sociedad, hay algunas cosas que debemos evitar a la hora de hablar de discapacidad y algunos principios que tenemos que asumir.
PRINCIPIO 1 – Las PERSONAS con discapacidad NO SON discapacitadas
DISCAPACITADO. – Definir una persona como “discapacitado” es poner el foco en la persona y no en el entorno.
Siempre comento que si todos tuviéramos la fortaleza y condición física de “un bombero” las escaleras serían un agujero circular en un forjado con una barra lisa con un letrero que dijera “bajada” y una cuerda de nudos con uno en que se pudiera leer “subida”.
Las personas NO SON discapacitadas, son las actitudes y el entorno los que sitúan a las personas en discapacidad.
Puedes ESTAR discapacitado para realizar determinada tarea en determinado entorno, pero puede que esa situación cambie si se modifican las condiciones.
PRINCIPIO 2 – Las PERSONAS con discapacidad no son niños eternamente
EUFEMISMOS E INFANTILISMOS. – Utilizar palabras con diminutivos como sordito, cieguito, cojito, enanito, etc, lejos de minimizar o suavizar “el problema” (que tal vez no existe) trae a la mente un mensaje de infantilización de la persona a la que no se trata de forma acorde con su edad o intelecto.
Blancanieves aparece tumbada en una cama formada por varias camas pequeñas mientras conversa con los “siete enanitos”
Fotograma de la película “Snow White and the Seven Dwarfs”
PRINCIPIO 3 – La discapacidad no es una enfermedad.
ENFERMO.- La discapacidad no es una enfermedad. Es una situación.
Y esa situación puede desaparecer si modificamos el entorno.
Una persona que no puede ver se encuentra tan discapacitada para leer este texto (impreso) como yo lo estaré para leerlo traducido al lenguaje chino. Ambos tenemos la misma capacidad lectora, es el formato, el entorno el que nos sitúa en una situación en la que no podemos desarrollar nuestra capacidad.
El que una persona sea ciego, sordo, se desplace en silla de ruedas, o esté embarazada, no significa que tenga una enfermedad, es simplemente, una situación, temporal o definitiva, que le pone en una situación diferente de otras personas que no disponen de esas especiales características.
PRINCIPIO 4 – Las PERSONAS no son minusválidas.
MINUSVÁLIDO.- La palabra evidentemente tiene una connotación muy negativa (minus-valido = menor-valor). Está haciendo referencia a que una persona minusválida es una persona que “vale” menos que otra cuando las personas tienen el mismo “valor” en tanto a “seres humanos”.
Una señal de tráfico que indica “prohibido aparcar” con un letrero explicativo inferior que dice en letra mayúscula” EXCEPTO MINUSVÁLIDOS”
Imagen publicada en el diario “Bahia de Cadiz” el 15/Marzo/2015
En España, creo, esta palabra ya solo (todavía) aparece en el código de circulación para hacer referencia a las plazas de aparcamiento reservadas.
PRINCIPIO 5 – Las PERSONAS no son incapaces.
INCAPAZ.- Que no tiene capacidad o aptitud para algo. Falto de talento.
la PERSONA con discapacidad es CAPAZ.
Es capaz de trabajar, reír, estudiar, tomar sus propias decisiones y ejercer sus derechos como ciudadano exactamente igual que cualquier otra persona siempre que no haya barreras que se lo impidan.
PRINCIPIO 6 – Las PERSONAS no son impedidas.
IMPEDIDO. – la forma no personal del verbo impedir, que se utiliza como adjetivo. IMPEDIR, que estorba o imposibilita la ejecución de algo.
Las personas con discapacidad SI PUEDEN hacer aquello que se propongan si eliminamos las barreras del entorno.
La discapacidad no es un impedimento. Es la barrera la que impide desarrollar a las personas ciertas actividades.
PRINCIPIO 7 – Las personas no son ANORMALES.
ANORMAL.- Que accidentalmente se halla fuera de su natural estado o de las condiciones que le son inherentes.
La discusión sobre lo que es normal y lo que no es normal es una discusión filosófica muy muy profunda.
Si consideramos como NORMAL el concepto estadístico de la palabra, “la que más veces se repite”, y nos atenemos a las características físicas y sensoriales del ser humano deberíamos considerar como una persona “NORMAL” aquella personas que tuviera una fortaleza normal, una condición física normal, una estatura normal, una visión normal, un oído normal, un olfato normal, un tacto normal, una longitud del dedo meñique normal, un diámetro de cintura normal, un color de pelo normal, … … … ten por seguro que no encontraremos una sola persona que reúna todas estas características. La persona “normal” no existe.
Grafico matemático de la distribución normal de una serie de datos estadísticos.
Imagen de De M. W. Toews - Trabajo propio, based (in concept) on figure by Jeremy Kemp, on 2005-02-09, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1903871
Afortunadamente, todos y cada uno de nosotros somos extremadamente a-normales y aplicar el concepto de “normalidad” a las personas no deja de ser una manera de discriminación o exclusión, en el peor de los casos.
Las PERSONAS son DIFERENTES
DIFERENTES.- Personas, todas, tenemos capacidades diferentes, personas con capacidades especiales, personas con necesidades especiales…. Como seres humanos todos tenemos las mismas capacidades (ya sea en potencia, en desarrollo o reales), todos tenemos las mismas necesidades de amar y ser amados, vestirnos, estar sanos, vivir y todos compartimos la misma “esencia” en igualdad de condiciones.
Las PERSONAS con discapacidad no son especiales, no son diferentes, tampoco son héroes. Son PERSONAS como las demás y así deben (y quieren) ser tratados.
También es cierto que a todos nos gusta que nos traten de una forma “especial”, acorde a nuestra condición de personajes únicos. Tratar con PERSONAS con alguna discapacidad es tratar con seres únicos con una forma especial de entender el entorno que nos enriquece a todos.
¿CÓMO HACER AHORA?
Al hablar de PERSONAS y discapacidad, solo debemos hacer referencia a la discapacidad cuando realmente esta sea una característica que aporte algo al discurso, si no solemos decir que una persona “rubia” aprobó el examen de cálculo de estructuras, tampoco es significativo que lo haya hecho una persona que utiliza silla de ruedas. En este sentido es muy normal – en la prensa escrita – marcar como notoria la situación de una persona con discapacidad cuando realiza alguna actividad.
Hablar de la discapacidad de una PERSONA es hablar de una característica de la persona, es alta, es rubia, es ciega… es simplemente algo que la hace diferente al resto.
El término “PERSONAS con capacidades diferentes” es un eufemismo que en realidad no está reconociendo la diversidad (todos tenemos capacidades diferentes) sino que se está centrando unas capacidades respecto de otras. Hay un principio fundamental para tratar un fenómeno es ponerle un nombre que lo singularice y diferencie de los demás. En este sentido – desde mi punto de vista – todas las personas tenemos «capacidades diferentes», de manera que llamar a un determinado colectivo como el de «personas con capacidades diferentes» no es significarlo de manera alguna y no lo hace singular, de manera que nuestro cerebro, nos jugará la pasada de no identificarlo de forma singular.
La forma correcta de referirnos a este colectivo es emplear primero la palabra “PERSONA” es de lo que estamos hablando y después de la característica que tiene. Por ejemplo:
Persona con discapacidad auditiva
Persona con discapacidad motora
Persona con discapacidad visual
Persona con discapacidad psicosocial
Persona con discapacidad intelectual
Persona con discapacidad sensitiva
Algunos colectivos han acuñado nuevas formas de referirse a los mismos como “PERSONA con diversidad funcional” haciendo referencia a que la persona “desarrolla funciones” de forma diferente o “PERSONA en situación de discapacidad” enfatizando el hecho de que es el entorno (la situación) el que coloca a la persona en esa situación y no su propia capacidad. Ésta es mi forma favorita para describir el conjunto de personas que necesitan algún tipo de adaptación del entorno para desarrollar sus actividades en igualdad de condiciones sea cual sea su condición física, estado de salud, talla o edad.
En este artículo aparecen algunas palabras con diferentes tipografías para resaltar ciertos conceptos para lo que he empleado tipografía "negrita" o regruesado y subrayado. También pongo algunas palabras en MAYÚSCULAS para fijar más la atención del lector. Aunque algunos programas de lectura/voz no reconocen este tipo de resaltados, es posible seguir el texto sin esa ayuda entendiendo el mensaje y la información que quiero compartir.
Artículo actualizado a 31 de diciembre de 2021
Reblogueó esto en Mi vida Neuroatípica.
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